Soundtrack Vital

Un compendio irresistiblemente evocador inspirado en los accidentes vitales de Lucho Tapia y Guary Opazo.

Saturday, June 02, 2007

Somebody To Love, Queen (1976)

Cayendo hacia los cielos


El primer disco LP que tuve fue una fabulosa versión doble de A Night at the Opera y A Day at the Races. Era un bello vinilo de segunda mano que se abría en dos como un espléndido libro revelando las letras de las canciones. Recuerdo que el disco era tan grande que apenas cabía entre mis brazos. (Ahora que reflexiono sobre este hecho, es muy posible que el pequeño en realidad fuera yo, debido principalmente al tamaño constante del formato LP a través de los años). Lo llevaba al colegio constantemente para leer una y otra vez las letras con mis amigos y admirar el arte de tapa. Nos abocábamos fervientemente a estas tareas en los recreos tanto como durante las clases mismas. Era el año 1985 y yo tenía catorce años. A tal temprana edad mis amigos y yo a parecer creíamos tener la madurez auditiva necesaria y suficiente como para tener una apreciación correcta de las complejas formas del rock sinfónico, aunque quizás también debo reconocer que en gran parte el objetivo era pasar por tipos cultos y refinados frente al resto de nuestros compañeros de curso, aun hundidos hasta el cuello en la basura radial ochentera.

Nuestros debates acerca de que canción era la mejor de todas podían ser tan intensos que gatillaban fogosas discusiones y hasta peleas de gran ardor. Alianzas entre dos o tres de nosotros, que en algún momento lográbamos estar de acuerdo, se formaban y deshacían con la velocidad del rayo. Quien se atrevía a tener una opinión distinta, procedía a ser humillado y ridiculizado frente al resto; un par de días de ostracismo parecía ser heroico precio a pagar por mantener la opinión propia; era digno de verse. En el fondo de nuestras impúberes almas, todos sabíamos que Bohemian Rhapsody no sólo era la mejor canción del disco, sino que probablemente la mejor canción que Queen había compuesto y compondría jamás, pero como aparecía en la radio, no podíamos rebajarnos a reconocerla como tal frente al resto del mundo. La elegida por la mayoría de mis amigos parecía ser The Prophet’s Song, que a mi parecer era excesivamente rara, rayando en la ridiculez, con sus eternas partes a capella y sus arreglos tan groseramente pomposos. Por supuesto que mis amigos no perdían un segundo en calificarme de “primitivo”, “inculto”, “sordo” y hasta “estúpido” por no saber reconocer su belleza sublime, aunque después de todos estos años, reconozco que tenían razón. Pero, en aquella época, no había duda que mi favorita era Somebody To Love.

Es curioso, pero han pasado 18 años y hoy la encuentro incluso mejor que antes, poderosa, monumental e increíblemente trágica –en el sentido teatral del término- sin llegar a ser cursi. Ignoro si Freddy Mercury y compañía hayan tenido la intención manifiesta de hacerla parecer una tragedia griega, pero eso es lo que yo veo tras esos fabulosos contrapuntos vocales, donde el coro de segundas voces no se contenta con repetir la voz solista, sino que anticiparla, cuestionarla, retarla a duelo mortal. Esta canción es tan grandiosa, que uno tiende a olvidar lo triste que es. Aquí tenemos a un hombre con el corazón tan hecho añicos, que no duda en implorar ayuda a los cielos, a quien quiera escucharlo. Y sin embargo no provoca lastima, sino inspiración, como si este hombre cayera tan pero tan bajo, que terminara en el mismísimo cielo. Somebody To Love es una lucha de ángeles con espadas de fuego en una leyenda que nació en mi cabeza hace ya bastante tiempo y que aún existe, aún flota en el aire.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home